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jueves, 30 de noviembre de 2017

Doña Ana la Tocapianos


Anderson: C. para máquina de escribir

Me díceme alguien que firma "Maravillas", al leer el anuncio del acto Cántico Erótico (véase pulsando AQUÍ), que siente no poder asistir porque ya ha programado "perder el tiempo" mejormente durante esas horas, en otra parte. 
     No la conózcola, y no creo que me conózcame. Ni siquiera sé su nombre: he llamado a "Maravillas" Ana porque tal nombre en masculino suena muy mal. Tal vez pretende ofenderme; aunque en realidad solo se califica a sí misma autorretratando su tenaz tegucigalpia; pues, como escribió el gran poeta y avicultor rupestre Jitanjáforo Boniato, también llamado Latrociniusque Escorbutos:
                            yo sé bien que su sapiencia 
                            ha conseguido escoger 
                            lo afín a su inteligencia.


Qué grande es el cine: Cuentos de la luna pálida



martes, 28 de noviembre de 2017

Cántico erótico


Audio: Resurrección

Maribel Berná y Concepción Jover
en nombre de
 El Ateneo de Alicante 
le invitan al acto poético

Antonio Gracia: Cántico Erótico

Presenta: Miguel Ruiz Martínez
Profesor y escritor

Intervienen:

Elvira Pizano 
y 
María José Ortiz
Se obsequiará a los asistentes con un ejemplar del autor
Día 1 diciembre, a las 20:00
Calle Navas, 32



domingo, 26 de noviembre de 2017

Cómo acabar con el Arte

Mussorgki: Cuadros de una exposición



Pocos complejos existen hoy como los derivados de la egolatría, puesto que vivimos en un mundo en el que la noble solidaridad es cosa del pasado, aquel tiempo en el que las guerras requerían  aliados, contrincantes y cómplices impunes (hoy basta con disfrazarse de político, o turistear por Bruselas, para investirse de impunidad). Al aparecer este mundo feliz -porque vive en la inopia y ha atrofiado el músculo del pensamiento-, una inmensa mayoría nace y se hace sin comprender cuánto esfuerzo les costó nacer y hacerse a sus padres, abuelos y ancestros. Así que no pocos se dedican al deporte de no hacer nada, otros a independizarse sediciosamente de la solidaridad, y otros a hacer algo que perjudica a quienes se han preocupado por hacer algo que mejore el mundo.
     Por ejemplo: los artistoides que -sin conocer los fundamentos del Arte- cuelgan por doquiera sus cambalaches, yerguen sus inesculturas, malescriben sus libruelos, rascacielan, en fin, los espacios artisticenses.
     Hace poco me vinieron una "artista" y un "vate", avalados por cultos ayuntamientos y diputaciones, a mostrarme sus maravillosas estupendeces, que ellos encumbraban como celestes estrellas del firmamento de una gloria que iban a alcanzar. Yo  intenté hacerles comprender que es de sádicos torturar el arte, y que no es fácil crear obras maestras cuando no se ha conseguido ser ni aprendiz de la palabra o la plástica. Que colgar telarañas sinuosoides en el techo, pintarrajear paredes con anacolutos o trenzar versímetros sobre las coyunturas epidérmicas, como si fueran recogedores de las malandrinerías tejidas por la bizca inteligencia, es menos realidad memorable que leprosa consecuencia de la euforia y la inepcia. 
     Les dije:
- Yo no juzgo ni sanciono, solo opino. Me parece bien que os divirtáis con estos artefactos juguetísticos, pero el Arte le pertenece al homo y la mulier sapiens, no a los malamente habilis o ludens
     Dijo el "vate" (que, a la sazón, se llama  Báter):
- ¿Pero no es inteligentemente inverosímil conseguir que esta inacabable ristra de tonterías consiga no decir nada?
     Dijo la "artista" (que firma como Golgotaria la Exsimia):
- ¿No es golgotosamente admirable esta relación de chorisos colgantes que picantonamente, y aprovechando la gravitación universal newtoniana, son paralelamente perpendiculares al ostracismo cetazoidal?
     Yo, admirado ante su admiración, no sapiaba qué decirles para no herir sus egos hiperegolatristas y cegativamente homéridos. Finalmente razoné que todo es mejorable y me calléme. Pero, volviendo a la carga, sin abuela oceánica que los aplaudiese ferozmente, y plenos de humildad beatífica, me dijéronme ambamente ambos que "¡a ver, cómo podían mejorarse esas sus obras!". Y aquesta fue mi inocua respuesta:
- Vuestra modestia os impide mostrar que ya sabéis la contestación. Es muy sencilla: Para mejorar vuestra obra basta con que tú no pintes más y tú dejes de escribir. 


sábado, 25 de noviembre de 2017

Niños

Querida Teresa: 
Me pides una colaboración para tus labores humanitarias y te improviso estas palabras, más llenas de buenas intenciones que de buenos versos. 
Saludos y éxito en la empresa.
Shumann: Escenas infantiles




Niños bajo la yunta

La muerte disfrazada de esqueleto
asoma por el pecho, arrasa el vientre
y corre por los brazos y las piernas
hasta brotar como un esputo amargo.
Los niños son el rostro del dolor
cuando, en vez de reír junto a sus padres,
gimen como unas ruinas desoladas
que golpea la insolidaridad.
Sin embargo, tras esa carne herida
por el olvido y por la indefensión,
la más bella sonrisa canta al mundo
que no existe ninguna otra alegría
como la de la infancia, la pureza
de la inocencia, la resurrección
del edén, del origen, de aquel tiempo
en que existía la felicidad
como un bálsamo lento y cotidiano.
Quien contempla los ojos de esos niños
y les tiende la mano siente el alma
nacer hacia otra luz: la pura luz.

jueves, 23 de noviembre de 2017

La necedad del necio

Rimsky: El vuelo del moscardón

Quien sufre un complejo tiene dos opciones: afrontarlo para vencerlo o, bien, ocultarlo. Aquel que lo afronta termina por asumirlo hasta que consigue superarlo. Quien lo oculta lo convierte en su talón de Aquiles, y siempre será víctima de quienes se lo descubran. Me refiero a los complejos que hieren la autoestima. 
     Otra cosa es el complejo de superioridad: o sea, el que dicta la inferioridad de los otros. Ese es el de los megalómanos y solo se cura con el desprecio o, mejor, con el silencio ante su aparición. Porque hablarle a un necio es convertirse en necio.

     

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Por qué se escribe

Clara Wieck: Nocturno


Los escritores se dedican a intentar tener éxito; los autores a encontrar o crear su verdadera identidad. Los "escritores" a ejercer su profesión, que es llenarse los bolsillos y el ego social; los autores a comprender su propio yo y entender el mundo. Igual ocurre en todas las artes. El artista no puede evitar serlo; el artesano pretende convertirse en artista.

     Lícito es enriquecerse con dinero o con aplausos; pero más digno es intentar ensanchar el mundo, dotarlo de más claridad, averiguar los entresijos del hombre, contestar al porqué de su existencia, su vida, su muerte, sus tristezas y alegrías. ¿Qué perdura del dinero y a quién le favorece sino a quien lo posee? ¿No es más enriquecedor enriquecer a la Humanidad donándole obras en las que se reflejan sus sentimientos pensados, sus pensamientos sentidos? Muchos llenan sus sótanos y bóvedas de riquezas superficiales, y otros pocos componen rostros para el hombre interior. 
     ¿Quién es, finalmente, más rico, aquel que atesora millones de euros o el que acumula a lo largo de los siglos millones de espectadores, lectores, oyentes porque estos se identifican y enriquecen con sus obras?
     La pulsión creadora, como he dicho, nace y se hace. El autor, el artista, no puede evitarla y, si la evita, la sentiría como un suicidio; el "escritor", el artesano, no implica su vida en su tarea. 

  

martes, 21 de noviembre de 2017

El rostro de nuestro tiempo


Beethoven: Marcha fúnebre de la Heroica

Retazos de impunidad 

Angrac Ianto publicó una carta que dedicó -¡aún resuena el revuelo!- al Fiscal, al Director de la Academia y al propio Presidente de la Nación. Copio un fragmento: 
Maté al amante de mi mujer hace unos años -en un acto de honor- y luego a mi mujer -para quedarme con sus millones-; fui al Juzgado nº 12.322 y lo confesé todo: como en las altas esferas hay muchos asesinos encumbrados, sabía que me comprenderían: si un día yo era elegido, por ejemplo, presidente del País, los medios de comunicación se obstinarían en empañar mi imagen con esas menudencias y otros antecedentes que en realidad solamente afirmaban mi capacidad de comprensión y manipulación de la sociedad: así que me aconsejaron que ocultase mi crimen: porque en la cárcel no se hace fortuna y un hombre tan decidido como yo, y de tan buenas prendas, no podía desestimar la carrera política. Y aquí estoy (creo que condenaron a un ingenuo inocente que solo prometía ser buena persona), más honrado que Lincoln y más firme que Hitler. Y mejor presidente que los dos”. 



lunes, 20 de noviembre de 2017

Para qué sirven las artes...


Schumann: Ensueño

Para qué sirven las Artes

     ¿Cuántos hombres y mujeres, observando El muchacho azul de Gainsboruch, o el Master Hare de Reynolds, han sentido la vida renacer mientras se les iluminaba el corazón?
     ¿Cuántos, contemplando La libertad guiando al pueblo de Delacroix, o el Guernica de Picasso, han descubierto su desprecio por las esclavitudes y guerras, más fuertemente, incluso, que al recordar el horror de Hiroshima?
     ¿Cuántos, leyendo la Elegía de Hernández, han consolado su silencio porque no sabían cómo expresar el dolor ante la muerte de un ser querido? 
     ¿Cuántos, ante la Novena de Beethoven, se han esforzado por vencer la melancolía que inundaba sus vidas?
     Para calibrar la importancia de una obra basta con preguntarse: ¿Sería igual el mundo sin Miguel Ángel o Velázquez, Bach o Wagner, Shakespeare o Cervantes?
     ¿Cuántos han descubierto que en algún lugar de un cuadro, un libro o una partitura hay una respuesta a las muchas preguntas del vivir? 
     ¿No sirve para nada el Arte? ¿No es un camino para llegar a nosotros mismos y hasta los demás? ¿No es cada artista un portador de luz en esa carrera de relevos?

                                                     Leer completo en el 



viernes, 17 de noviembre de 2017

jueves, 16 de noviembre de 2017

Los infieros guerreros del eros


Bach: Aria

Siendo la pulsión erótica la imposición primordial de la Naturaleza, cuya función es la de la supervivencia mediante el ejercicio de la sexualidad, resulta sorprendente que el erotismo haya sido uno de los asuntos más perseguidos por las ortodoxias de todos los tiempos, como si fuera ajeno al hombre y la mujer, o una perversión, hasta el punto de convertirse en tema clandestino.
         Si no hay grandes obras eróticas, sí hay mucho erotismo en no pocas. Por recordar algunas, basten dos bien distintas: “Las once mil vergas”, de Apollinaire”, o “Historia del ojo”, de Bataille; aunque pocas historias más jocosas por eróticas que el relato que Bocaccio hace de Alibech. Escasos poetas han evitado alguna incursión explícita en este tema, siendo Pietro Aretino uno de los más decididos y destacados.
Pietro Aretino nació en Arezzo, en 1492, y fue “periodista”, panfletario y pornógrafo. Paradigma de la burla y el libertinaje, su leyenda incluye el hecho de que mantenía un harén de jovencitas, salvadas de la miseria y el hambre para que se lo comieran a él de vez en cuando, así como el de que los cielos lo castigaron con su misma filosofía, puesto que, ya que se rió de todo, “muore nel 1556, a Venezia, per un colpo apoplettico pare dovuto a un eccesso di risa”.
El biempensante Nicolás Fernández de Moratín debe mucho a Aretino, aunque nunca lo cita. Tampoco es ajeno a él el Espronceda apócrifo. Pero es el Abate Marchena, egregio traductor de Lucrecio en verso endecasílabo, quien dejó la versión del poema que sigue. Dice Marchena que perdió el original, copiado de un manuscrito que encontró en Italia. Si esta pérdida es una argucia, como parece, el poema sería obra del Abate -que no tuvo que ver con la clerecía sino el desdén por lo eclesiástico-, quien soñó en verso, a la manera de los “Sonetti lussuriosi” del Aretino, lo que -por ser físicamente tan feo como “una falta de ortografía de la naturaleza”, en expresión de Madame de Staël- no alcanzaba a lograr su cuerpo; aunque se le atribuyen numerosas amantes.

He aquí el poema (atribuido también, por su golgotariez indifusa, a J. Cantero), conocido con el título que se indica y cuyo significado, por si alguna duda hubiese está en el subtítulo: La chupación:

No descansa el guerrero

 

Igual que el espolón de una galera

he penetrado en ti; y, al ser hendida,

no has sido tú quien ha quedado herida,

porque mía la blanca sangre era.

Y sin embargo, tú, fiera pantera

durante la batalla, caes rendida

y quieres, nuevamente sometida,

que mi espada te hiera por doquiera.

Con cuánta dignidad tu humillación

convierte mi derrota en tu victoria

y me declara vencedor vencido.

Llegue mi espada hasta tu corazón

primero por la boca, y que la gloria

la alcance quien más veces fuese herido.


miércoles, 15 de noviembre de 2017

716 - 725

Barber: Adagio para cuerdas

Welista: Despojamiento lacónico

716.- Increíble, pero cierto: en un concurso en el que se premiaba el peor libro de versos ganaron todos.
***
717.- La verdadera educación empieza cuando nos enseñan a saber unas pocas cosas esenciales que nos despiertan el amor por saber más.
***
718.- Tal vez para enriquecerse sea necesaria alguna inteligencia; lo que no admite dudas es que se necesita ser idiota para considerar que ser rico es una meta noble e inteligente.
***

719.- Para alcanzar la serenidad es preciso equilibrar los anhelos y los desengaños, las devastaciones y los sueños.
***
720.- Admitir el miedo es empezar a vencer la cobardía de escondernos
***
721.- No hables más que para ennoblecer el silencio.
***
722.- La belleza -la grandeza- solo adquiere su verdadera dimensión si se conoce la fealdad -la pequeñez- desde la que se consigue.
***
723.- El fin de toda ley es la exclusión de cualquier fanatismo en las conductas, y por lo tanto la aceptación del principio de igualitarización universal. 
***
724.- Cada vez que no se cumple la ley se incumple la Justicia.
***
725.- No se imita a los dioses -demasiado perfectos para ser imitados-, sino a los hombres que se comportan como ellos.
***

martes, 14 de noviembre de 2017

Dos sonetos de Darío

Villalobos: Descubrimiento...

Ciento cincuenta años cumplió Darío hace unos meses
     Rubén Darío es uno de esos autores fascinados por la lengua que la interrogan y muestran nuevas posibilidades expresivas, y el tiempo les enseña que vale más como fin lo que se expresa que considerar finalidad el medio de expresión. No es, como Garcilaso, un autor que funde novedad del instrumento dictivo con perennidad de lo dicho, salvo en ocasiones.
     Las obras de Darío pertenecen al hombre lúdico investido de poeta que encuentra al hombre trascendente al margen de su ludismo versal. Un poema tan sencillo como Lo fatal tiene mayor vigencia que sus ritmos poderosos o sus delicadezas de cuentos de hadas. ¿O alguien prefiere La princesa está triste... o Ya viene el cortejo...? Acudimos a estos para descansar del trabajoso vivir en la cotidiana metafísica del desencanto, y vamos a aquel para reconocernos como hijos de la condición mortal. Estos dos son "poéticos"; aquel es bello y verdadero, aunque su belleza sea dolorosa.
     He aquí dos sonetos de Darío: el arquitectónico Caupolicán, y el metafísico Lo fatal:


Caupolicán

Es algo formidable que vio la vieja raza: 
robusto tronco de árbol al hombro de un campeón 
salvaje y aguerrido, cuya fornida maza 
blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón. 

Por casco sus cabellos, su pecho por coraza, 
pudiera tal guerrero, de Arauco en la región, 
lancero de los bosques, Nemrod que todo caza, 
desjarretar un toro, o estrangular un león. 

Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día, 
le vio la tarde pálida, le vio la noche fría, 
y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán. 

«¡El Toqui, el Toqui!» clama la conmovida casta. 
Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo: «Basta», 
e irguióse la alta frente del gran Caupolicán.

     El soneto, "formidable" en su arquitectura, retrata al héroe en el momento en que demuestra su reciedumbre -episodio que Darío toma de la Araucana de Ercilla-, tras la cual es aclamado como una especie de mesías. Las hazañas del héroe -la sujeción del árbol, el poder sobre los míticos Hércules y Sansón-, apoyan su imponderable fortaleza, de tal modo que su casco lo forman sus propios "cabellos" y su "coraza" su misma musculatura pectoral. La hipérbole con la que se construye el retrato encuentra credibilidad ante la espectacular demostración verbal de Darío, hábil constructor de rítmicos heptasílabos geminados en alejandrinos -que juegan con el más una y menos una sílaba de finales esdrújulos y agudos- (Hércules, Sansón, por ejemplo), además de con la estructura trimembre ("anduvo"..., "le vio...") que hace avanzar inexorablemente al esforzado personaje hacia su clamorosa victoria sobre lo increíble.
     En cambio Lo fatal renuncia a ese poderío verbal adelgazando la escritura hasta su sencillez natural, porque de poco sirve la altanería frente al destino que conduce a la muerte: el tedio que aplasta al hombre le hace escribir -aparentemente- con descuido, escondiendo el soneto que en realidad conforman los versos, dejando caer con ordenado desaliño el encabalgamiento (versos 8-9), buscando la premura de la temporalidad en el continuado y pertinaz polisíndeton (y...): hastiando su existencia y su expresión, deseando la insensibilidad para evitar el sufrimiento de la conciencia ante el sinsentido de la batalla interior entre eros y tánatos (la "carne", la "tumba") que forjan un vivir sin causa ni consecuencia conocidas: 

A René Pérez

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura, porque esta ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, 
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos, 
y la carne que tienta con sus frescos racimos
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, 
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos...!

Caupolicán

Lo fatal

domingo, 12 de noviembre de 2017

Fugacidades

Chopin: Vals del minuto

Nacer es empezar a arrancar hojas del calendario que nos otorgan los genes. Y mañana puede ser la última fecha. 
Así que cuando estemos ante un dilema vivencial deberíamos decirnos siempre: voy a hacerlo hoy por si no puedo mañana.

sábado, 11 de noviembre de 2017

La carne metafísica y doliente

Scriabin: Poema del éxtasis

Los primeros pensadores, filósofos, o analistas, tejieron sus teorías sobre el mundo: la existencia era un cúmulo de placeres o sufrimientos, errores y aciertos, caos o cosmos. Tal vez triunfó la visión de quienes entendían que este mundo sería un buen espacio para vivir si se eliminaban los errores. Claro está que los errores se debían a la materia, al cuerpo, rémora de la pureza del alma. Como consecuencia, el cuerpo se convirtió en el enemigo de la felicidad. Con lo cual, se le condenó a purgar su culpa mediante sacrificios y torturas, en tanto que se ensalzaban las excelencias de la muerte como puerta hacia la liberación del alma. 

La historia del pensamiento es, de este modo, una historia de la condenación del cuerpo y, por lo mismo, de la naturaleza corporal. Tuvo que llegar el hedonismo, en su más noble acepción, para que se defendiesen las pulsiones de la carne y su aventura en este pequeño lugar llamado Tierra. 

Es verdad que no solo de materialismo vive el ser humano; ni, tampoco, solamente de espiritualismo. Pero ¿cómo se conciliarán materia y espíritu, cuerpo y alma, si no se satisface el fragor de la pasión para que la razón encuentre su equilibrio? ¿Y cómo se conseguirán una vida y un arte armoniosos sin la armonía de la mente que la vive y lo dicta?


viernes, 10 de noviembre de 2017

E.Cardenal: Oración por Marilyn Monroe


 ORACIÓN POR MARILYN MONROE: dos versiones

Ernesto Cardenal
                                                                                 




miércoles, 8 de noviembre de 2017

El abrazo itumás

Offenbach: Barcarola

¿Nos vemos mañana?
- Mañana tengo que ir a Palestina a que me crucifiquen, Magda.
- !Jesús, qué excusa más inaceptable! ¿Por qué no me dices que ya no me quieres?
- ¡Eres más triangular que un hijo póstumo!
- ¡Ya estás diciendo insultos que no entiendo...! ¡Tengo derecho a saber lo que significan tus insultos...!
- Si te los explicara me dirías que es un insulto creer que no puedes entenderlos tú sola ... 
- ¡Ahora estás zarandajeando inexplicativamente!
- ¿Quieres, entonces, que te los explique?
- No. Quiero que si me insultas lo hagas como Dios manda: con claridad para que yo sepa de qué tengo que defenderme.
- O sea: quieres que te insulte con respeto.
- Sí... No... No, no, no quiero que me insultes; pero te exijo que, cuando lo hagas, me insultes con buena intención y educadamente, sin retóricas oblicuas...
- Pues lo siento, pero ahora no se me ocurre nada...
- ¿Y no te parece bastante insulto decirme que no te inspiro nada, ni siquiera un soneto en prosa? ¿Ves como no me quieres ni me mimas con abundancia estrófica?
- Tienes razón: ¡tu inteligencia es tan inverosímil como la sensatez en un político! 
- ¡Aguacátame las nupcias y no me enchorises más...! ¡Atrófiate, esfumandorro!
- ¡Sinestesia y sardanápala! ¡Azucénida infinita!
- Ya no te quiero... Eres un memo... Nunca me mimas...
- Y tú ni me mimas ni me mamas...
- Ya te he mimamao bastante...!
- Pos adiós...
- Y tú más...